Retrato de Eduardo Iglesias con el fajín del Vespa Club Vigo

Las bodas no se hacían por encargo como ahora. Eduardo las define como “una pelea entre dos o tres fotógrafos a la caza del cliente”. La clave estaba en madrugar y llegar los primeros a la iglesia. Para asegurarse el jornal, salían de Vigo a las 5 de la mañana, incluso antes, y así llegar con las primeras luces del día a su destino. Una vez allí, ofrecían sus servicios de retratistas a las parejas. Con un cierto aire triunfal, Eduardo nos comenta que cuando llegaban “Balín o Pacheco” normalmente ellos ya habían vendido todo el pescado. Aquí lo vemos con los petates, luciendo palmito con el fajín del VESPA CLUB VIGO en el frontal de su scooter.

Mi abuelo tenía una igual