Un intruso en el universo Jorge Cabezas
Érase un pintor a una bicicleta subido, al que un día conocí en un peculiar gallinero. Iván, su gallo, nos presentó. Lejos de los tópicos que persiguen artículo tras artículo al pintor coruñés, el día que lo visité, buscaba toparme con su polifacético espíritu creativo... más que refugiarme en sus clichés. Después de varios cruces de llamadas, quedamos de vernos en su estudio. Media hora antes que los ingleses empiecen con su ritual del té. Desde una de las ventanas, me lanza la llave del portal. ¡El telefonillo no funciona! Subo las escaleras de un edificio noble, añejo y con solera. En plena Plaza de María Pita. En el tercero me topo de bruces con un timbre rotulado por un corazón. Llamo y es el propio Jorge quien me invita a adentrarme en su particular Shangri-la.
Al entrar recuerdo que yo ya había estado allí. Recuerdo haber visto este estudio en el film “18 comidas” de Jorge Coiras, en el que nuestro protagonista hace de sí mismo. Cierto caos invade cada una de las estancias por las que voy pasando. Algunas de ellas parecen haber sido esquilmadas. Todo tiene una explicación. Buena parte de sus obras recientes se encontraban expuestas en el COAG coruñés. Enciendo la grabadora y abro la libreta en la que días atrás tomé algunas notas para afrontar este encuentro. Si de mecánica vespista sólo se cambiar una rueda, de crítico de arte o periodista... me confieso un atrevido intruso. "Yo tampoco tengo carnet de pintor", me responde Jorge. Todo un alivio. Pues entonces, vamos al lío..
P. Jorge, ¿Impresionismo, abstracción, action paiting… tu qué rayos haces?
R. Pintura, a secas. Una manera de ganarse la vida como otra cualquiera. Que además, me permite no levantarme a las siete de la mañana para ir a un Banco. Empecé a lo tonto y es mi medio de vida, que además me apasiona. -Jorge hace en este preciso una pequeña pausa-. Con una rotundidad aplastante suelta instantes después... "Y mucho". Pero si me tuviese que identificar con un movimiento sería con el punk. Hago lo que me da la gana cuando me da la gana. Si se me acaba el amarillo, pues lo termino con el verde. Lo importante es que la maquinaria no pare. Si no hay viento, pues habrá que ponerse a remar. Al afrontar un lienzo, aunque tengo muy claro lo que quiero pintar, me gusta provocar accidentes que me lleven a cambiar de planes. Los primeros trazos son siempre súper rápidos, eso sí. Luego mancho para corregir. ¿Y qué pinto? Unos boxeadores, unas copas cayendo, unas sardinas… no son más que excusas para poder pintar.
Aunque a él le cuesta reconocerlo, allá por donde va, Jorge deja una impronta. Son numerosas sus colaboraciones con primeros espadas de la escena cultural gallega. Quien no recuerda la imagen de Xoel López y su banda en el Noroeste Pop Rock saliendo al escenario con un mono pintado para la ocasión por nuestro protagonista. Y hablando de monos (Piño Prego, el director del galardonado documental sobre “El mono Paco”) le dedicó un corto titulado “Jorge Cabezas”. También Estrella Galicia le ha pedido un mural para celebrar la inauguración de sus nuevas instalaciones en A Grela. Y aunque es habitual verlo punteando una guitarra, en palabras de Julián Hernández, lider de Siniestro Total... “Cabezas es todo un personaje, a parte de un pintor, que ya es bastante, un músico frustrado. Se ganó un pintor decente”. Konflikto, Los Doré o Los Kikes, son algunos de los grupos que si cuentan con Jorge en sus discos... pero solo con el "Cabezas" pintor, para dar vida a sus portadas.
En un momento dado, hace un hueco en la mesa. De una estantería contigua, coge un folleto de Maneras de pintar. Exposición del año 2007 en la Galería Musaca. Le bastan unos instantes y media docena de ceras para inmortalizarme a los lomos de una vespa. Guiado por una estrella. Fumando una pipa. Gafapastoso y con mi enseparable gorra. Por la noche, ya en casa, muestro el dibujo a mi hija Greta. Con dos años recién cumplidos y con la rotundidad e inocencia una niña de esa edad, me dice: "Mirá papi, mira papi, la moto de papá... el señor tiene una gorraaaaa". Que sepas Jorge, que para lo que algunos es un "puto garabato que ellos mismos harían con igual ingenio que tú, pero además con los ojos cerrados", para mi hija es un claro ejemplo de una faceta "realista" que quizás ni tu mismo sabes que has afrontado, nada que envidiar al maestro Antonio López.
P. ¿Cómo las vespas llegaron a formar parte de la inconfundible iconografía "Cabezas"?
R. En un bar, entre las puertas de los baños, había un desconchado. Eran como dos manchas en las que visualicé una especie de rueda y lo que podrían ser unas cachas. Entonces cogí un lápiz y con un par de trazos, surgió una vespa. A esta inspiración nocturna y entre copas, posteriormente le dí un par de vueltas y así fue como surgieron. Es un tema que tomo y que dejo. De ellas también me interesa su sensación de movimiento. Como el de las bicicletas o el humo de las pipas. Ahora precisamente estoy haciendo una para un particular.
Antes de irme, hablando de esto y de lo otro, llegamos hasta el Pulpo á feira. Quizás el plato más representativo de nuestra cocina, del que nadie discute su galleguidad, salvo Jorge. "Por mucho que te quieran encasillar en un -ismo, yo escapo de ellos. Si no fíjate en el Pulpo á Feira. Icono de la gastronomía gallega. El pulpo, vale, con suerte es de la Ría. ¿Pero que me dices del resto de ingredientes? La sal, el aceite y el pimentón. Lo más seguro es que el aceite sea andalúz, el pimentón murciano. ¿Y la sal? Así que los que se consideren puristas de algo, que se lo hagan ver.
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Las fotografías para este reportaje realizadas por Pablo Osorio puedes verlas en nuestro FLIRCK.
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Un intruso en el universo Jorge Cabezas
Érase un pintor a una bicicleta subido, al que un día conocí en un peculiar gallinero. Iván, su gallo, nos presentó. Lejos de los tópicos que persiguen artículo tras artículo al pintor coruñés, el día que lo visité, buscaba toparme con su polifacético espíritu creativo... más que refugiarme en sus clichés. Después de varios cruces de llamadas, quedamos de vernos en su estudio. Media hora antes que los ingleses empiecen con su ritual del té. Desde una de las ventanas, me lanza la llave del portal. ¡El telefonillo no funciona! Subo las escaleras de un edificio noble, añejo y con solera. En plena Plaza de María Pita. En el tercero me topo de bruces con un timbre rotulado por un corazón. Llamo y es el propio Jorge quien me invita a adentrarme en su particular Shangri-la.
Al entrar recuerdo que yo ya había estado allí. Recuerdo haber visto este estudio en el film “18 comidas” de Jorge Coiras, en el que nuestro protagonista hace de sí mismo. Cierto caos invade cada una de las estancias por las que voy pasando. Algunas de ellas parecen haber sido esquilmadas. Todo tiene una explicación. Buena parte de sus obras recientes se encontraban expuestas en el COAG coruñés. Enciendo la grabadora y abro la libreta en la que días atrás tomé algunas notas para afrontar este encuentro. Si de mecánica vespista sólo se cambiar una rueda, de crítico de arte o periodista... me confieso un atrevido intruso. "Yo tampoco tengo carnet de pintor", me responde Jorge. Todo un alivio. Pues entonces, vamos al lío..
P. Jorge, ¿Impresionismo, abstracción, action paiting… tu qué rayos haces?
R. Pintura, a secas. Una manera de ganarse la vida como otra cualquiera. Que además, me permite no levantarme a las siete de la mañana para ir a un Banco. Empecé a lo tonto y es mi medio de vida, que además me apasiona. -Jorge hace en este preciso una pequeña pausa-. Con una rotundidad aplastante suelta instantes después... "Y mucho". Pero si me tuviese que identificar con un movimiento sería con el punk. Hago lo que me da la gana cuando me da la gana. Si se me acaba el amarillo, pues lo termino con el verde. Lo importante es que la maquinaria no pare. Si no hay viento, pues habrá que ponerse a remar. Al afrontar un lienzo, aunque tengo muy claro lo que quiero pintar, me gusta provocar accidentes que me lleven a cambiar de planes. Los primeros trazos son siempre súper rápidos, eso sí. Luego mancho para corregir. ¿Y qué pinto? Unos boxeadores, unas copas cayendo, unas sardinas… no son más que excusas para poder pintar.
Aunque a él le cuesta reconocerlo, allá por donde va, Jorge deja una impronta. Son numerosas sus colaboraciones con primeros espadas de la escena cultural gallega. Quien no recuerda la imagen de Xoel López y su banda en el Noroeste Pop Rock saliendo al escenario con un mono pintado para la ocasión por nuestro protagonista. Y hablando de monos (Piño Prego, el director del galardonado documental sobre “El mono Paco”) le dedicó un corto titulado “Jorge Cabezas”. También Estrella Galicia le ha pedido un mural para celebrar la inauguración de sus nuevas instalaciones en A Grela. Y aunque es habitual verlo punteando una guitarra, en palabras de Julián Hernández, lider de Siniestro Total... “Cabezas es todo un personaje, a parte de un pintor, que ya es bastante, un músico frustrado. Se ganó un pintor decente”. Konflikto, Los Doré o Los Kikes, son algunos de los grupos que si cuentan con Jorge en sus discos... pero solo con el "Cabezas" pintor, para dar vida a sus portadas.
En un momento dado, hace un hueco en la mesa. De una estantería contigua, coge un folleto de Maneras de pintar. Exposición del año 2007 en la Galería Musaca. Le bastan unos instantes y media docena de ceras para inmortalizarme a los lomos de una vespa. Guiado por una estrella. Fumando una pipa. Gafapastoso y con mi enseparable gorra. Por la noche, ya en casa, muestro el dibujo a mi hija Greta. Con dos años recién cumplidos y con la rotundidad e inocencia una niña de esa edad, me dice: "Mirá papi, mira papi, la moto de papá... el señor tiene una gorraaaaa". Que sepas Jorge, que para lo que algunos es un "puto garabato que ellos mismos harían con igual ingenio que tú, pero además con los ojos cerrados", para mi hija es un claro ejemplo de una faceta "realista" que quizás ni tu mismo sabes que has afrontado, nada que envidiar al maestro Antonio López.
P. ¿Cómo las vespas llegaron a formar parte de la inconfundible iconografía "Cabezas"?
R. En un bar, entre las puertas de los baños, había un desconchado. Eran como dos manchas en las que visualicé una especie de rueda y lo que podrían ser unas cachas. Entonces cogí un lápiz y con un par de trazos, surgió una vespa. A esta inspiración nocturna y entre copas, posteriormente le dí un par de vueltas y así fue como surgieron. Es un tema que tomo y que dejo. De ellas también me interesa su sensación de movimiento. Como el de las bicicletas o el humo de las pipas. Ahora precisamente estoy haciendo una para un particular.
Antes de irme, hablando de esto y de lo otro, llegamos hasta el Pulpo á feira. Quizás el plato más representativo de nuestra cocina, del que nadie discute su galleguidad, salvo Jorge. "Por mucho que te quieran encasillar en un -ismo, yo escapo de ellos. Si no fíjate en el Pulpo á Feira. Icono de la gastronomía gallega. El pulpo, vale, con suerte es de la Ría. ¿Pero que me dices del resto de ingredientes? La sal, el aceite y el pimentón. Lo más seguro es que el aceite sea andalúz, el pimentón murciano. ¿Y la sal? Así que los que se consideren puristas de algo, que se lo hagan ver.
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