Jose Luis Rodríguez delante del Bar Derby
La costumbre buena de Jose Luis Rodríguez Vila de documentar sus fotografías en la parte posterior de las mismas, nos permite afirmar que fue sacada el 14 de marzo de 1960 "de regreso de una prueba ciclista celebrada en Vigo". El padre de Juan Carlos, muy aficionado al ciclismo, es el primero empezando por la izquierda. Por la indumentaria deducimos que en esta ocasión asistió simplemente como espectador.
El establecimiento que se ve detrás de nuestros protagonistas es el "Bar Derby", local que estaba ubicado a la entrada de la Calle del Príncipe, en los bajos del edificio donde ahora está el Barclays Bank. El Derby fue abierto en 1921 por Albino Mallo y cerrado años más tarde en 1968. Según recoge el periódico Faro de Vigo en un reciente artículo fechado en 2010 (con motivo de la presentación de un libro escrito por Albino Mallo hijo en el que se recogen vivencias y anécdotas ocurridas) "Sus mesas dieron medio siglo de asiento a lo más granado de la sociedad y por ella desfilaron notables como Valle Inclán o Lorca". En 1988 Caixanova realizó una exposición temática sobre este lugar de encuentros, tertulias y buena música. Algunos recordarán el repertorio clásico con las que el Trío Corvino (una orquestina de Cámara llegada a Vigo con la Guerra) amenizaban subidos a una tarima, a la variopinta clientela del Bar Derby, Café Cervecería.
Al empezar y terminar la Calle del Príncipe, había varios fotógrafos. Eran los que se encargaban de fotografiar a “los bonitos” (vestidos con sus mejores galas o de Domingo) con su novia, padres, un tío que se dirigía a hacer las Américas o con un grupo de amigos. Eran cámaras con negativo, que preciaban ser reveladas en un estudio. Por este motivo, los fotógrafos callejeros tomaban nota de a donde debían ser entregadas. Días más tarde era un repartidor el que las llevaba a los domicilios. En más de una ocasión, costaba más trabajo entregar y cobrar la fotografía, que hacer la toma y el revelado: “Yo no sé nada, en estos momentos no está”, “Vuelve otro día”, “Déjamela aquí que el domingo me paso yo a pagarla”, “todavía no he cobrado”…
En la Plaza de Compostela se apostaban los denominados “Fotógrafos Minuteros”. Estos entregaban las fotografías al momento. Aunque la técnica era menos evolucionada (requería posar sin moverse cuando menos un minuto), evitan los inconvenientes de la entrega aplazada y los posibles problemas de cobro.
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Jose Luis Rodríguez delante del Bar Derby
La costumbre buena de Jose Luis Rodríguez Vila de documentar sus fotografías en la parte posterior de las mismas, nos permite afirmar que fue sacada el 14 de marzo de 1960 "de regreso de una prueba ciclista celebrada en Vigo". El padre de Juan Carlos, muy aficionado al ciclismo, es el primero empezando por la izquierda. Por la indumentaria deducimos que en esta ocasión asistió simplemente como espectador.
El establecimiento que se ve detrás de nuestros protagonistas es el "Bar Derby", local que estaba ubicado a la entrada de la Calle del Príncipe, en los bajos del edificio donde ahora está el Barclays Bank. El Derby fue abierto en 1921 por Albino Mallo y cerrado años más tarde en 1968. Según recoge el periódico Faro de Vigo en un reciente artículo fechado en 2010 (con motivo de la presentación de un libro escrito por Albino Mallo hijo en el que se recogen vivencias y anécdotas ocurridas) "Sus mesas dieron medio siglo de asiento a lo más granado de la sociedad y por ella desfilaron notables como Valle Inclán o Lorca". En 1988 Caixanova realizó una exposición temática sobre este lugar de encuentros, tertulias y buena música. Algunos recordarán el repertorio clásico con las que el Trío Corvino (una orquestina de Cámara llegada a Vigo con la Guerra) amenizaban subidos a una tarima, a la variopinta clientela del Bar Derby, Café Cervecería.
Al empezar y terminar la Calle del Príncipe, había varios fotógrafos. Eran los que se encargaban de fotografiar a “los bonitos” (vestidos con sus mejores galas o de Domingo) con su novia, padres, un tío que se dirigía a hacer las Américas o con un grupo de amigos. Eran cámaras con negativo, que preciaban ser reveladas en un estudio. Por este motivo, los fotógrafos callejeros tomaban nota de a donde debían ser entregadas. Días más tarde era un repartidor el que las llevaba a los domicilios. En más de una ocasión, costaba más trabajo entregar y cobrar la fotografía, que hacer la toma y el revelado: “Yo no sé nada, en estos momentos no está”, “Vuelve otro día”, “Déjamela aquí que el domingo me paso yo a pagarla”, “todavía no he cobrado”…
En la Plaza de Compostela se apostaban los denominados “Fotógrafos Minuteros”. Estos entregaban las fotografías al momento. Aunque la técnica era menos evolucionada (requería posar sin moverse cuando menos un minuto), evitan los inconvenientes de la entrega aplazada y los posibles problemas de cobro.
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