Gloria Cominges, quizás la primera vespista gallega
En sus vacaciones en Mallorca, nadie le quería alquilar una vespa por el hecho de ser mujer. Las vespas eran para los turistas. Las chicas por su parte, debían ir en el asiento de atrás. Ladeadas. Tal y como dictaban los cánones de la época. De hecho, en una comida en la isla a la que asistía su tío, alguien comentó que había una chica, gallega para más señas, que recorría la isla en vespa como una loca. Su tío, con bastante resignación (y muy avergonzado) reconoció que aquella joven era su sobrina, Gloria Cominges Molins.
Lo que los responsables de esas empresas no sabían, era que Gloria llevaba rodados infinidad de kilómetros en su Vigo natal. En esta foto tomada en Canido nuestra protagonista tendría unos 23 años. Hoy ronda los 80. Aunque ella nos comenta que no se ve muy agraciada, a nosotros nos parece una foto formidable. A Gloria le gustaba más la que llevaba su marido en la cartera, en la que aparecía también sentada en su vespa. Pero esa foto en concreto, no la ha podido localizar.
En los años 50 iba desde Vigo a Marín para visitar a su hermana. Toya se casó con un marino y se fue de viaje de bodas en vespa hasta Francia. Pero lamentablemente, tampoco ha encontrado esas fotos. En su viaje de recién casados Gloria voló hasta Niza. Una vez allí, alquiló una vespa con la que junto a su marido, el Almirante Carreño, recorrieron toda la Costa Azul. Llegaron incluso a coronar la cima del Vesubio.
La suya se la compró su padre después de insistirle mucho. "No te puedes imaginar cuanto le rompí la cabeza". Con 15 años viajó a Roma junto a sus hermanas y primas. Allí se enamoró de la versatilidad de estos scooters. Tal y como nos comentó la propia Gloria, su padre finalmente cedió a su insistencia. La compró en Kaifer. El día que se la entregaron, recibió "un curso acelerado de conducción". Sin pensárselo dos veces, Gloria se montó en ella. Su primera ruta la llevó hasta el domicilio familiar. Por aquel entonces no hacía falta carnet. También recuerda que padre pidió un favor a Casalini: "Póngale algo a esta moto para que no corra tanto".
Tiempo después, comentó a en Kaifer que era capaz de subir la Gran Vía (cogiendo carrera desde el puerto) sin bajar de marcha. Siempre y cuando, no se le cruzase por el camino ningún tranvía. El día de la prueba en cuestión, allí estaba Casalini para certificar tal osadía. Cuando Gloria estaba a punto de cumplir el reto, un inoportuno tranvía la obligó a cambiar de trayectoria y por consiguiente, fracasar en su intento. Al acercarse a Casalini con la intención de pedirle una segunda oportunidad, éste le dió por superada la prueba al entender que si no fuera por el tranvía, Gloria hubiese superado el reto sin pestañear.
Gloria cuenta entre risas, que en la vespa llevaba a dos de sus hermanas y a la niñera de estas (que no se desprendía del paraguas) por la Gran Vía abajo hasta el Colegio Cluny. También a la cocinera y su inmenso cesto con la compra hasta las inmediaciones de la plaza de abastos. O a su tía con ochenta y pico años hasta la misma entrada del Teatro García Barbón, donde la esperaban sus amigas.
Date of the photo
Log in to leave a comment here
Log in to leave a comment here
Gloria Cominges, quizás la primera vespista gallega
En sus vacaciones en Mallorca, nadie le quería alquilar una vespa por el hecho de ser mujer. Las vespas eran para los turistas. Las chicas por su parte, debían ir en el asiento de atrás. Ladeadas. Tal y como dictaban los cánones de la época. De hecho, en una comida en la isla a la que asistía su tío, alguien comentó que había una chica, gallega para más señas, que recorría la isla en vespa como una loca. Su tío, con bastante resignación (y muy avergonzado) reconoció que aquella joven era su sobrina, Gloria Cominges Molins.
Lo que los responsables de esas empresas no sabían, era que Gloria llevaba rodados infinidad de kilómetros en su Vigo natal. En esta foto tomada en Canido nuestra protagonista tendría unos 23 años. Hoy ronda los 80. Aunque ella nos comenta que no se ve muy agraciada, a nosotros nos parece una foto formidable. A Gloria le gustaba más la que llevaba su marido en la cartera, en la que aparecía también sentada en su vespa. Pero esa foto en concreto, no la ha podido localizar.
En los años 50 iba desde Vigo a Marín para visitar a su hermana. Toya se casó con un marino y se fue de viaje de bodas en vespa hasta Francia. Pero lamentablemente, tampoco ha encontrado esas fotos. En su viaje de recién casados Gloria voló hasta Niza. Una vez allí, alquiló una vespa con la que junto a su marido, el Almirante Carreño, recorrieron toda la Costa Azul. Llegaron incluso a coronar la cima del Vesubio.
La suya se la compró su padre después de insistirle mucho. "No te puedes imaginar cuanto le rompí la cabeza". Con 15 años viajó a Roma junto a sus hermanas y primas. Allí se enamoró de la versatilidad de estos scooters. Tal y como nos comentó la propia Gloria, su padre finalmente cedió a su insistencia. La compró en Kaifer. El día que se la entregaron, recibió "un curso acelerado de conducción". Sin pensárselo dos veces, Gloria se montó en ella. Su primera ruta la llevó hasta el domicilio familiar. Por aquel entonces no hacía falta carnet. También recuerda que padre pidió un favor a Casalini: "Póngale algo a esta moto para que no corra tanto".
Tiempo después, comentó a en Kaifer que era capaz de subir la Gran Vía (cogiendo carrera desde el puerto) sin bajar de marcha. Siempre y cuando, no se le cruzase por el camino ningún tranvía. El día de la prueba en cuestión, allí estaba Casalini para certificar tal osadía. Cuando Gloria estaba a punto de cumplir el reto, un inoportuno tranvía la obligó a cambiar de trayectoria y por consiguiente, fracasar en su intento. Al acercarse a Casalini con la intención de pedirle una segunda oportunidad, éste le dió por superada la prueba al entender que si no fuera por el tranvía, Gloria hubiese superado el reto sin pestañear.
Gloria cuenta entre risas, que en la vespa llevaba a dos de sus hermanas y a la niñera de estas (que no se desprendía del paraguas) por la Gran Vía abajo hasta el Colegio Cluny. También a la cocinera y su inmenso cesto con la compra hasta las inmediaciones de la plaza de abastos. O a su tía con ochenta y pico años hasta la misma entrada del Teatro García Barbón, donde la esperaban sus amigas.
Date of the photo
I'M INTERESTED
If you are interested in acquiring this image from PHOTTIC we will let it's owner know and he/she will get in touch with you.
The data provided will be send between you and Phottic is no responsible for such content or for the use that can be done
*To show your interest to the photo’s owner you must be logued
REPORT PHOTO
Delete Gloria Cominges, quizás la primera vespista gallega
Do you really want to delete the photograph "Gloria Cominges, quizás la primera vespista gallega"?
Delete
SOCIAL NETWORKS