Adalbert Laffon: El pronazi que encontró refugio en Carril y dejó una huella de ostras
Adalbert Laffon, con una característica vestimenta, muestra una ostra de su criadero
Reportaje de Olalla Bouza Diario de Arousa en colaboracion con el Faiado de la Memoria el 13 de Abril de 2014
Bikinis y ostras. Ese fue el legado que la familia Laffon dejó en Carril, lugar en el que se refugiaron tras huir de la Francia liberada. Adalbert Laffon era un pronazi que creció al amparo del régimen de Vichy y que abandonó su Bretaña natal sobre 1944 refugiándose en los paisajes que miran a la paradisiaca Cortegada.
Aunque su llegada no fue del todo bien recibida por unos carrilexos que temían una invasión francesa siglo y medio después de Napoleón Bonaparte. Y es que la llegada de Adalbert Laffon con su mujer Gracia y sus cuatro hijas, Solange, Rocío, Nadine y Cuqui, que destacaban por su belleza, no pasó inadvertida en el siempre suspicaz Carril, especialmente cuando comenzó a hacerse con una de sus riquezas más preciadas.
Poco después de llegar, Adalbert Laffon se hizo con cuatro viveros ubicados en la zona que hoy ocupa el bar Loliña (muy cerca de donde vivía esta familia francesa). La “operación” mereció incluso que se hiciera sonar la campana, símbolo inequívoco de que las alarmas se habían disparado.
Finalmente no fue necesaria ninguna guerra de independencia. La compra de Laffon sirvió para introducir en las aguas arousanas un cultivo del que luego vivirían generaciones enteras de carrilexos: La ostra. “Nos dio la vida”, recuerda Pilar Diz, cuñada de Juan Castromán, que fue contratado por el francés para llevar su barco, al que le puso de nombre como una de sus hijas, Rocío.
Fueron precisamente las cuatro jóvenes hijas del matrimonio las que causaron una segunda revolución en toda Vilagarcía, aunque esta no fue de tipo económico sino más bien en el ámbito de la moda. Y es que el bikini llegó a la Compostela de la mano de Rocío, Nadine, Solange y Cuqui.
La belleza de estas cuatro mujeres traspasó las fronteras arousanas. Y es que la familia Laffon no se afincó definitivamente en Carril y las crónicas de la época los sitúan en un paraíso bien distinto, Ibiza, allá por los años sesenta. Así lo cuenta en un diario local el escritor Fernando Guillén de Castro, quien asegura que Solange Laffon (“joven, cenceña, siempre sin maquillaje alguno”) fue el gran amor de uno de los hombres más influyentes de la literatura española del siglo XX, Juan Benet. No fue la única musa de la familia. Rocío Laffon protagonizó una trágica historia de amor con el autor de “Tiempo de Silencio”, Luis Martín Santos. Se casaron en 1953 y tuvieron cuatro hijos. Una década después, ella moriría en un escape de gas. Al año siguiente, él siguió sus pasos al no lograr superar las graves secuelas que le dejó un accidente de tráfico.
Esta historia corta por la falta de espacio,debia poner continuará como las novelas por entrega que habia antiguamente.fué una vida muy interesante con muchas anecdotas.Y#blgtk08# muy querida.De eso saben mucho los del Bar Loliña que se trataban muchisimo.De todas formas muy bien por Olalla."Lo bueno si breve dos veces bueno.Bicos a todos.
Comentario por Rita Garrido (14-04-2014 14:10)
El Sr. Laffont, " El Frances ", como se le llamaba en Carril, a parte de lo que enseño sobre la cria de la Ostra y el Mejillón, tambien practicaba la pesca, con las redes de Xeito, para la pesca de la Xouba y la Sardina, en el barco que le patroneaba Juan Castroman, cuando largaba las redes para la citada pesca, como había mucha abundancia de la misma, venian los Arroases ( Delfines ) y le rompian todas las redes ( al ser de algodón, rompian como el papel )y bien desde su barco, ó por el muelle de frente el Loliña, con la escopeta a tiros con los Arroases, menos mal que de aquella no habia ecologistas, si no lo mataba#blgtk08#n a el. Sus cuatro hijas, cuatro bellezas, a cual mejor, pero para mi las que se llevaban la palma eran Nadine y Cuqui, pero sobre todo Nadine ( estaba de BUENA ), echaba por fuera, como la leche hirviendo, a parte de su buena feminidad, yo creo que era medio macholo, pues iba a la punta del muelle de la Farola y se tiraba a nadar, como si tiraras una piedra, andaba en la bicicleta del Padre, a todo meter y me llamaba mucho la atención, que a quien solia llevar mucho, era a Benito Barridi. Recuerdo a los de Lantero, andar detras de ellas como lapas, no salian del Loliña, pero creo que no se llegarón a comer un rosco.
Comentario por Cunino (15-04-2014 17:53)
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Adalbert Laffon: El pronazi que encontró refugio en Carril y dejó una huella de ostras
Adalbert Laffon, con una característica vestimenta, muestra una ostra de su criadero
Reportaje de Olalla Bouza Diario de Arousa en colaboracion con el Faiado de la Memoria el 13 de Abril de 2014
Bikinis y ostras. Ese fue el legado que la familia Laffon dejó en Carril, lugar en el que se refugiaron tras huir de la Francia liberada. Adalbert Laffon era un pronazi que creció al amparo del régimen de Vichy y que abandonó su Bretaña natal sobre 1944 refugiándose en los paisajes que miran a la paradisiaca Cortegada.
Aunque su llegada no fue del todo bien recibida por unos carrilexos que temían una invasión francesa siglo y medio después de Napoleón Bonaparte. Y es que la llegada de Adalbert Laffon con su mujer Gracia y sus cuatro hijas, Solange, Rocío, Nadine y Cuqui, que destacaban por su belleza, no pasó inadvertida en el siempre suspicaz Carril, especialmente cuando comenzó a hacerse con una de sus riquezas más preciadas.
Poco después de llegar, Adalbert Laffon se hizo con cuatro viveros ubicados en la zona que hoy ocupa el bar Loliña (muy cerca de donde vivía esta familia francesa). La “operación” mereció incluso que se hiciera sonar la campana, símbolo inequívoco de que las alarmas se habían disparado.
Finalmente no fue necesaria ninguna guerra de independencia. La compra de Laffon sirvió para introducir en las aguas arousanas un cultivo del que luego vivirían generaciones enteras de carrilexos: La ostra. “Nos dio la vida”, recuerda Pilar Diz, cuñada de Juan Castromán, que fue contratado por el francés para llevar su barco, al que le puso de nombre como una de sus hijas, Rocío.
Fueron precisamente las cuatro jóvenes hijas del matrimonio las que causaron una segunda revolución en toda Vilagarcía, aunque esta no fue de tipo económico sino más bien en el ámbito de la moda. Y es que el bikini llegó a la Compostela de la mano de Rocío, Nadine, Solange y Cuqui.
La belleza de estas cuatro mujeres traspasó las fronteras arousanas. Y es que la familia Laffon no se afincó definitivamente en Carril y las crónicas de la época los sitúan en un paraíso bien distinto, Ibiza, allá por los años sesenta. Así lo cuenta en un diario local el escritor Fernando Guillén de Castro, quien asegura que Solange Laffon (“joven, cenceña, siempre sin maquillaje alguno”) fue el gran amor de uno de los hombres más influyentes de la literatura española del siglo XX, Juan Benet. No fue la única musa de la familia. Rocío Laffon protagonizó una trágica historia de amor con el autor de “Tiempo de Silencio”, Luis Martín Santos. Se casaron en 1953 y tuvieron cuatro hijos. Una década después, ella moriría en un escape de gas. Al año siguiente, él siguió sus pasos al no lograr superar las graves secuelas que le dejó un accidente de tráfico.
Esta historia corta por la falta de espacio,debia poner continuará como las novelas por entrega que habia antiguamente.fué una vida muy interesante con muchas anecdotas.Y#blgtk08# muy querida.De eso saben mucho los del Bar Loliña que se trataban muchisimo.De todas formas muy bien por Olalla."Lo bueno si breve dos veces bueno.Bicos a todos.
Comentario por Rita Garrido (14-04-2014 14:10)
El Sr. Laffont, " El Frances ", como se le llamaba en Carril, a parte de lo que enseño sobre la cria de la Ostra y el Mejillón, tambien practicaba la pesca, con las redes de Xeito, para la pesca de la Xouba y la Sardina, en el barco que le patroneaba Juan Castroman, cuando largaba las redes para la citada pesca, como había mucha abundancia de la misma, venian los Arroases ( Delfines ) y le rompian todas las redes ( al ser de algodón, rompian como el papel )y bien desde su barco, ó por el muelle de frente el Loliña, con la escopeta a tiros con los Arroases, menos mal que de aquella no habia ecologistas, si no lo mataba#blgtk08#n a el. Sus cuatro hijas, cuatro bellezas, a cual mejor, pero para mi las que se llevaban la palma eran Nadine y Cuqui, pero sobre todo Nadine ( estaba de BUENA ), echaba por fuera, como la leche hirviendo, a parte de su buena feminidad, yo creo que era medio macholo, pues iba a la punta del muelle de la Farola y se tiraba a nadar, como si tiraras una piedra, andaba en la bicicleta del Padre, a todo meter y me llamaba mucho la atención, que a quien solia llevar mucho, era a Benito Barridi. Recuerdo a los de Lantero, andar detras de ellas como lapas, no salian del Loliña, pero creo que no se llegarón a comer un rosco.
Comentario por Cunino (15-04-2014 17:53)
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