Relojeria Silva
Si de historia tenemos que hablar la Relojería Silva merece un lugar preferente en lo que respecta a los establecimientos de Vilagarcia , por su antigüedad y por lo que ha perdurado en el tiempo a través de varias generaciones.
Fundada en 1880 por Angel Silva natural de Moraña, antes de establecerse en Vilagarcia como relojero, era cantero tallista artesano, uno de sus primeros trabajos fue la construcción del ayuntamiento de La Coruña , donde conoció a su esposa Antonia Babío de Santa Marta , lugar de la misma provincia.
Cuando se trasladaron a Vilagarcía, Angel siguió con su oficio durante unos años y participó también en la construcción de nuestro Ayuntamiento.
Una vez decidido a cambiar de oficio se estableció como relojero en el año 1888 ,al frente de éste negocio estuvo unos años ,fallecido a temprana edad , se hizo cargo su mujer Antonia conocida en aquella época como “Sra Antonia a reloxeira”. Posteriormente se puso al frente uno de sus hijos , Claudio (abuelo de Angeles y Nieves Silva), quien también fatalmente falleció joven. Sra Antonia ante las desgracias vividas y con su afán de lucha por la permanencia del negocio mandó llamar a su hijo José quien vivía en Buenos Aires y trabajaba allí también como relojero en un famoso taller de joyería llamado “Eltrus Joyeros”.
José Silva Babío, padre de Tino Silva, nació en Vilagarcia en el año 1890, casado con Benedicta Fernandez nacida en Carballiño, fue la persona que más años estaría al frente del negocio , primeramente ubicado donde estuvo Almacenes Bobo y después en el mismo lugar donde su hijo Tino trabajaría hasta su cierre, una vez jubilado.
Como el nuevo local era inmenso, José decidió dividirlo y montar también una mercería que sería atendida por su mujer Benedicta , aparte de la venta de todo tipo de artículos referentes al negocio en si, era también lugar de encuentro donde protagonizaban largas tertulias.
José y Benedicta tuvieron seis hijos, Antonia, madre de Petelas + (quien más tarde siguió con el negocio de su madre),Angel ,contable de la academia Cerecedo y posteriormente gerente de la fábrica de conservas Escuredo en El Grove, Pepito que trabajaba en el negocio familiar y falleció muy joven, Alfonso (Licenciado en física y química) y profesor de León XIII, Pedro (Capitán de la Marina Mercante) y por último Tino que seguiría con el negocio hasta su cierre.
La familia Silva aparte de su negocio ,se ocuparon durante generaciones del mantenimiento del reloj del ayuntamiento de Vilagarcia, al que tenían que darle cuerda cada dos días y también de los primeros relojes del encendido publico, ya que ésta fue una de las primeras ciudades de España que contaron con éste novedoso sistema de encendido.
El reloj situado encima del escaparate de la relojería fue durante muchos años el referente para casi toda Vilagarcia cuando había que mirar la hora con exactitud ya que el que estaba situado en el Obelisco fallaba a menudo, tanto es así que en los apropósitos de la época y con la música de “La Cucaracha “ le habían hecho un merecido y simpatico homenaje con la siguiente letra.
El reloj del Obelisco
ya no vale para nada
Tiene las cuatro esferas
y las cuatro están paradas.
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Relojeria Silva
Si de historia tenemos que hablar la Relojería Silva merece un lugar preferente en lo que respecta a los establecimientos de Vilagarcia , por su antigüedad y por lo que ha perdurado en el tiempo a través de varias generaciones.
Fundada en 1880 por Angel Silva natural de Moraña, antes de establecerse en Vilagarcia como relojero, era cantero tallista artesano, uno de sus primeros trabajos fue la construcción del ayuntamiento de La Coruña , donde conoció a su esposa Antonia Babío de Santa Marta , lugar de la misma provincia.
Cuando se trasladaron a Vilagarcía, Angel siguió con su oficio durante unos años y participó también en la construcción de nuestro Ayuntamiento.
Una vez decidido a cambiar de oficio se estableció como relojero en el año 1888 ,al frente de éste negocio estuvo unos años ,fallecido a temprana edad , se hizo cargo su mujer Antonia conocida en aquella época como “Sra Antonia a reloxeira”. Posteriormente se puso al frente uno de sus hijos , Claudio (abuelo de Angeles y Nieves Silva), quien también fatalmente falleció joven. Sra Antonia ante las desgracias vividas y con su afán de lucha por la permanencia del negocio mandó llamar a su hijo José quien vivía en Buenos Aires y trabajaba allí también como relojero en un famoso taller de joyería llamado “Eltrus Joyeros”.
José Silva Babío, padre de Tino Silva, nació en Vilagarcia en el año 1890, casado con Benedicta Fernandez nacida en Carballiño, fue la persona que más años estaría al frente del negocio , primeramente ubicado donde estuvo Almacenes Bobo y después en el mismo lugar donde su hijo Tino trabajaría hasta su cierre, una vez jubilado.
Como el nuevo local era inmenso, José decidió dividirlo y montar también una mercería que sería atendida por su mujer Benedicta , aparte de la venta de todo tipo de artículos referentes al negocio en si, era también lugar de encuentro donde protagonizaban largas tertulias.
José y Benedicta tuvieron seis hijos, Antonia, madre de Petelas + (quien más tarde siguió con el negocio de su madre),Angel ,contable de la academia Cerecedo y posteriormente gerente de la fábrica de conservas Escuredo en El Grove, Pepito que trabajaba en el negocio familiar y falleció muy joven, Alfonso (Licenciado en física y química) y profesor de León XIII, Pedro (Capitán de la Marina Mercante) y por último Tino que seguiría con el negocio hasta su cierre.
La familia Silva aparte de su negocio ,se ocuparon durante generaciones del mantenimiento del reloj del ayuntamiento de Vilagarcia, al que tenían que darle cuerda cada dos días y también de los primeros relojes del encendido publico, ya que ésta fue una de las primeras ciudades de España que contaron con éste novedoso sistema de encendido.
El reloj situado encima del escaparate de la relojería fue durante muchos años el referente para casi toda Vilagarcia cuando había que mirar la hora con exactitud ya que el que estaba situado en el Obelisco fallaba a menudo, tanto es así que en los apropósitos de la época y con la música de “La Cucaracha “ le habían hecho un merecido y simpatico homenaje con la siguiente letra.
El reloj del Obelisco
ya no vale para nada
Tiene las cuatro esferas
y las cuatro están paradas.
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