Propietaria do Carballines
A propietaria do restaurante Carballines co seu fillo Daniel na data do seu casamento
El Hotel Carballinés.-
EL “Hotel Carballinés” era, también, Café y Restaurante y se anunciaba “HOTEL CARBALLINÉS. Restaurante. Mariscos de todas clases. Magníficas habitaciones exteriores. José Antonio, 17. Villagarcía. Teléfono 50.”
Sus propietarios fueron el matrimonio González Cabo que, en un principio, habían establecido una casa de comidas, denominada “Bar Carballinés”, en la plazuela de San Roque, donde, luego, estuvieron el bar de Roberto, el comercio de “Electrodomésticos Estévez”, posteriormente el Bar “Gasolinera” y, actualmente el “Café Bar Sabores”. Tuvieron cuatro hijas: Pilar, se casó con Wenceslao Oubiña; Francisca, “Paquita”, se casó con Victoriano Sobrido; Maruja, contrajo matrimonio con Antonio Pena, “Sabas”, y la otra, Aurora, continuó con el “Hotel Carballinés” y se casó con don Emilio Lois Cerviño, profesor de matemáticas del Colegio León XIII.
Fueron camareros de este café, Paco Salgado y Lareo.
Este establecimiento fue, posteriormente, propiedad de Daniel Martínez, con el nombre de “Hostal Caraballinés”. En el mes de Enero de 1983 sufrió un incendio; lo cuenta “El Correo Gallego” en su edición del martes, día 4:
Villagarcía: Totalmente destruido por un incendio el “Hostal Carballinés”
Villagarcía. (Delegación, por Angel Ramos)
Villagarcía inició su andadura en el año nuevo con pena y tristeza al casi desaparecer, víctima de un incendio, el Hostal Carballinés, con todas sus dependencias hoteleras, cafetería-bar, restaurante y hotel.
A las doce menos cuarto de la mañana del martes, día 1 de Enero de 1983, se localizó en una de las habitaciones del 2º piso un incendio, debido, al parecer, a un cortocircuito que pronto tomó grandes proporciones y que, pese la intervención de los bomberos de Pontevedra, equipo de extinción de Villagarcía, Policía Nacional y Municipal y vecinos, nada se pudo hace para salvarlo, puesto que las llamas destruyeron la casi totalidad el edificio.
El primero en darse cuenta fue Agustín Pereira Fernández, ex-alcalde de Vilagarcía, propietario de la vivienda aneja al Hostal. Avisó urgentemente a las Policías Nacional y Municipal, así como al equipo de extinción de incendios local. Ante de llegar estos, y con extintores, la Policía Nacional, principalmente el cabo Barrio - que será propuesto para un felicitación oficial, por su valor - intentó sofocar el fuego con riesgo de su propia vida, sacando al exterior bombonas de butano y todo aquello que pudiera producir explosión. Estaba provisto el cabo Barrio de máscara antigás, pero el humo era tan denso y tan tóxico que en varias ocasiones tuvo que salir a una de las ventanas para tomar aire.
Cuando llegó el equipo de extinción de Villagarcía - media hora después de iniciado el incendio -, se intentó el salvamento del inmueble, pero como el edificio era de construcción antigua, con pisos de madera y techos de barrotillo, el fuego se propagó a las demás habitaciones, de ahí que hubiese la necesidad de llamar con urgencia a los bomberos de Pontevedra, quienes llegaron a la una y cuarto, aproximadamente.
Entre unos y otros se pudo sofocar el incendio sobre las dos y media de la tare, volviendo a propagarse a las tres y media, pero ya atajado por el equipo de Villagarcía, que quedó de retén y a la expectativa.
Los daños son muy cuantiosos puesto que quedó destruida toda la segunda planta y totalmente deteriorado el resto de las dependencias del Hostal, ya de difícil restauración.
Se pueden calcular en unos cinco millones las pérdidas del inmueble, entre decoración, muebles y material de hostelería, aparte del claro deterioro de todo el edificio.
Los propietarios, la familia Martínez, se encontraban en aquellos momentos en Noya, ya que el primero de año no abrió el Hostal por descanso del personal. El Hostal estaba regentado por Rosy Martínez.
No hubo que lamentar desgracias personales al encontrarse el Hostal totalmente vacío desde las diez de la mañana del mismo día, momento en que la familia aprovechó par trasladarse Noya, pero, a pesar de todo, el cabo Barrio de la Policía Nacional y el convecino Agustín Pereira recorrieron todas las habitaciones del Hostal gritando por si quedase alguna persona hospedada.
Comentario por Daniel Garrido Castromán (08-05-2011 13:32)
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Propietaria do Carballines
A propietaria do restaurante Carballines co seu fillo Daniel na data do seu casamento
El Hotel Carballinés.-
EL “Hotel Carballinés” era, también, Café y Restaurante y se anunciaba “HOTEL CARBALLINÉS. Restaurante. Mariscos de todas clases. Magníficas habitaciones exteriores. José Antonio, 17. Villagarcía. Teléfono 50.”
Sus propietarios fueron el matrimonio González Cabo que, en un principio, habían establecido una casa de comidas, denominada “Bar Carballinés”, en la plazuela de San Roque, donde, luego, estuvieron el bar de Roberto, el comercio de “Electrodomésticos Estévez”, posteriormente el Bar “Gasolinera” y, actualmente el “Café Bar Sabores”. Tuvieron cuatro hijas: Pilar, se casó con Wenceslao Oubiña; Francisca, “Paquita”, se casó con Victoriano Sobrido; Maruja, contrajo matrimonio con Antonio Pena, “Sabas”, y la otra, Aurora, continuó con el “Hotel Carballinés” y se casó con don Emilio Lois Cerviño, profesor de matemáticas del Colegio León XIII.
Fueron camareros de este café, Paco Salgado y Lareo.
Este establecimiento fue, posteriormente, propiedad de Daniel Martínez, con el nombre de “Hostal Caraballinés”. En el mes de Enero de 1983 sufrió un incendio; lo cuenta “El Correo Gallego” en su edición del martes, día 4:
Villagarcía: Totalmente destruido por un incendio el “Hostal Carballinés”
Villagarcía. (Delegación, por Angel Ramos)
Villagarcía inició su andadura en el año nuevo con pena y tristeza al casi desaparecer, víctima de un incendio, el Hostal Carballinés, con todas sus dependencias hoteleras, cafetería-bar, restaurante y hotel.
A las doce menos cuarto de la mañana del martes, día 1 de Enero de 1983, se localizó en una de las habitaciones del 2º piso un incendio, debido, al parecer, a un cortocircuito que pronto tomó grandes proporciones y que, pese la intervención de los bomberos de Pontevedra, equipo de extinción de Villagarcía, Policía Nacional y Municipal y vecinos, nada se pudo hace para salvarlo, puesto que las llamas destruyeron la casi totalidad el edificio.
El primero en darse cuenta fue Agustín Pereira Fernández, ex-alcalde de Vilagarcía, propietario de la vivienda aneja al Hostal. Avisó urgentemente a las Policías Nacional y Municipal, así como al equipo de extinción de incendios local. Ante de llegar estos, y con extintores, la Policía Nacional, principalmente el cabo Barrio - que será propuesto para un felicitación oficial, por su valor - intentó sofocar el fuego con riesgo de su propia vida, sacando al exterior bombonas de butano y todo aquello que pudiera producir explosión. Estaba provisto el cabo Barrio de máscara antigás, pero el humo era tan denso y tan tóxico que en varias ocasiones tuvo que salir a una de las ventanas para tomar aire.
Cuando llegó el equipo de extinción de Villagarcía - media hora después de iniciado el incendio -, se intentó el salvamento del inmueble, pero como el edificio era de construcción antigua, con pisos de madera y techos de barrotillo, el fuego se propagó a las demás habitaciones, de ahí que hubiese la necesidad de llamar con urgencia a los bomberos de Pontevedra, quienes llegaron a la una y cuarto, aproximadamente.
Entre unos y otros se pudo sofocar el incendio sobre las dos y media de la tare, volviendo a propagarse a las tres y media, pero ya atajado por el equipo de Villagarcía, que quedó de retén y a la expectativa.
Los daños son muy cuantiosos puesto que quedó destruida toda la segunda planta y totalmente deteriorado el resto de las dependencias del Hostal, ya de difícil restauración.
Se pueden calcular en unos cinco millones las pérdidas del inmueble, entre decoración, muebles y material de hostelería, aparte del claro deterioro de todo el edificio.
Los propietarios, la familia Martínez, se encontraban en aquellos momentos en Noya, ya que el primero de año no abrió el Hostal por descanso del personal. El Hostal estaba regentado por Rosy Martínez.
No hubo que lamentar desgracias personales al encontrarse el Hostal totalmente vacío desde las diez de la mañana del mismo día, momento en que la familia aprovechó par trasladarse Noya, pero, a pesar de todo, el cabo Barrio de la Policía Nacional y el convecino Agustín Pereira recorrieron todas las habitaciones del Hostal gritando por si quedase alguna persona hospedada.
Comentario por Daniel Garrido Castromán (08-05-2011 13:32)
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