De ruta por el desierto marroquí
Xerardo conocía unos chorros en Caños de Meca que merecían una escapada. Hubo playa, una cena descomunal. A todo esto era el mes de septiembre. Al día siguiente tiramos para Algeciras. Llamamos a nuestra madre – apunta Alfonso- y nos dijo algo así como: A donde vais, locos e la vida. ¿Y decís que vais a ir a Marruecos? Yo no os dije nada porque pensé que al llegar a Oporto daríais la vuelta. En Ceuta Xerardo tuvo que cambiar el cable del embrague que estaba sostenido solo por un hilo. El del taller al ver la matrícula PO, nos preguntó si éramos de Portugal. Pues no, de Pontevedra. Cruzamos en el Ferry sin ningún problema pero al llegar a Marruecos, como la moto estaba a nombre de mi vecina y no traíamos la carta verde, se nos complicó la cosa. Nosotros mucha experiencia en estos temas no teníamos, pero después de un buen rato, nos dimos cuenta que aquellos policías marroquís lo que querían era pasta. Se la dimos a una especie de conseguidor y después de esperar un rato, nos dejaron pasar. Esa noche dormimos en Tánger. Al día siguiente nos dirigimos hasta Rabat. A Rabat llegaríamos a eso de las ocho o nueve de la noche, en plena hora punta, con vehículos y gente hasta donde te alcanzaba la vista. Se nos iban pegando unas motitos que aparecían de todos lados con un par de tíos encima, que no se despegaban de ti. Nosotros queríamos llegar por nuestros propios medios a un cuchitril que habíamos visto en la guía del trotamundos, pero ellos te iban sonsacando. Que si eras italiano, que si a dónde vas, que si necesitabas un hotel… Nosotros repito, que viajábamos sin un duro, si en la guía decía que se dormía por tanto, encontrábamos otro sitio en el que se pagaba la cuarta parte. En Rabat sí que descansamos. En un hotel de estos estilo colonial por catro patacos. Un hotel no, más bien una pensión. Debimos estar allí unos tres días.
Fecha de la foto
Para comentar inicia tu sesión aquí
Para comentar inicia tu sesión aquí
De ruta por el desierto marroquí
Xerardo conocía unos chorros en Caños de Meca que merecían una escapada. Hubo playa, una cena descomunal. A todo esto era el mes de septiembre. Al día siguiente tiramos para Algeciras. Llamamos a nuestra madre – apunta Alfonso- y nos dijo algo así como: A donde vais, locos e la vida. ¿Y decís que vais a ir a Marruecos? Yo no os dije nada porque pensé que al llegar a Oporto daríais la vuelta. En Ceuta Xerardo tuvo que cambiar el cable del embrague que estaba sostenido solo por un hilo. El del taller al ver la matrícula PO, nos preguntó si éramos de Portugal. Pues no, de Pontevedra. Cruzamos en el Ferry sin ningún problema pero al llegar a Marruecos, como la moto estaba a nombre de mi vecina y no traíamos la carta verde, se nos complicó la cosa. Nosotros mucha experiencia en estos temas no teníamos, pero después de un buen rato, nos dimos cuenta que aquellos policías marroquís lo que querían era pasta. Se la dimos a una especie de conseguidor y después de esperar un rato, nos dejaron pasar. Esa noche dormimos en Tánger. Al día siguiente nos dirigimos hasta Rabat. A Rabat llegaríamos a eso de las ocho o nueve de la noche, en plena hora punta, con vehículos y gente hasta donde te alcanzaba la vista. Se nos iban pegando unas motitos que aparecían de todos lados con un par de tíos encima, que no se despegaban de ti. Nosotros queríamos llegar por nuestros propios medios a un cuchitril que habíamos visto en la guía del trotamundos, pero ellos te iban sonsacando. Que si eras italiano, que si a dónde vas, que si necesitabas un hotel… Nosotros repito, que viajábamos sin un duro, si en la guía decía que se dormía por tanto, encontrábamos otro sitio en el que se pagaba la cuarta parte. En Rabat sí que descansamos. En un hotel de estos estilo colonial por catro patacos. Un hotel no, más bien una pensión. Debimos estar allí unos tres días.
Fecha de la foto
ME INTERESA
Si está interesado/a en adquirir esta imagen desde PHOTTIC le trasladaremos su interés al propietario para que se pongan en contacto entre ustedes.
Los datos aportados serán enviados entre ustedes y Phottic no se hace responsable de su tratamiento ni del uso que puedan hacer de los mismos.
*Para poder solicitar al propietario su interés en la foto debe estar previamente logueado
REDES SOCIALES