Darío y Tino en la lambretta del fotógrafo Regueiro
Cuenta Antonio Feijoo Martiñá que... "eran los años sesenta. Un domingo cualquiera Darío González Freire (copiloto) y su amigo Constantino Veiga Pérez (Tino) deciden darse un paseo por el centro de Ourense. Ambos eran vecinos del popular barrio de Mariñamansa, situado en la salida de la ciudad por la carretera de Zamora. También compañeros de colegio, de juegos y travesuras. Encontrándose en la Plaza del Padre Feijoo, Tino (que era el mayor) le dice a su amigo Darío que podía ser un buen día para hacerse una foto en moto. La plaza era en aquella época un lugar habitual donde varios fotógrafos esperaban el paseo de las familias Ourensanas para ejercer su pequeño negocio. Se puede afirmar, sin mucho margen para el error, que hay pocos ourensanos que no tengan una fotografía en los alrededores de este singular plaza.
En el caso que nos ocupa se trataba del fotógrafo Regueiro, que ponía a disposición de sus clientes su magnífica Lambretta, para todos los que quisieran pudieran presumir (aunque sólo fuese por unos instantes) de hacerse una foto montados en su moto. La foto la encargó Tino, pero la pagó la madre de Darío, quien regentaba un puesto en el Mercado de Abastos de la ciudad y era conocida por el fotógrafo al ser vecinos del mismo barrio. Darío también comenta que en los años sesenta solía usar la vespa del que sería su suegro (ya que éste poseía un utilitario) para salir de paseo con su hija por las romerías vecinas".
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Darío y Tino en la lambretta del fotógrafo Regueiro
Cuenta Antonio Feijoo Martiñá que... "eran los años sesenta. Un domingo cualquiera Darío González Freire (copiloto) y su amigo Constantino Veiga Pérez (Tino) deciden darse un paseo por el centro de Ourense. Ambos eran vecinos del popular barrio de Mariñamansa, situado en la salida de la ciudad por la carretera de Zamora. También compañeros de colegio, de juegos y travesuras. Encontrándose en la Plaza del Padre Feijoo, Tino (que era el mayor) le dice a su amigo Darío que podía ser un buen día para hacerse una foto en moto. La plaza era en aquella época un lugar habitual donde varios fotógrafos esperaban el paseo de las familias Ourensanas para ejercer su pequeño negocio. Se puede afirmar, sin mucho margen para el error, que hay pocos ourensanos que no tengan una fotografía en los alrededores de este singular plaza.
En el caso que nos ocupa se trataba del fotógrafo Regueiro, que ponía a disposición de sus clientes su magnífica Lambretta, para todos los que quisieran pudieran presumir (aunque sólo fuese por unos instantes) de hacerse una foto montados en su moto. La foto la encargó Tino, pero la pagó la madre de Darío, quien regentaba un puesto en el Mercado de Abastos de la ciudad y era conocida por el fotógrafo al ser vecinos del mismo barrio. Darío también comenta que en los años sesenta solía usar la vespa del que sería su suegro (ya que éste poseía un utilitario) para salir de paseo con su hija por las romerías vecinas".
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