Manuel Cernadas y su afición al campismo

Fotografía de la familia de Manuel Cernadas Alfaya, en Cabral, Vigo. Comenta Manuel Cernadas que, "Tanto a mí como a mi mujer nos gustaba mucho acampar. En Noia tenía un terrenito de mi padre al que íbamos muchas veces. Las carreteras de antes no son como las de ahora. En aquellos años, el tramo de Muros a Noia era un camino empedrado y sin asfaltar. Un auténtico infierno. Si competía, tenía que hacer dos viajes para llevarlo todo: la tienda de campaña de tres cuartos, la escopeta, los perros, una tele portátil, las maletas, a mi mujer y los tres niños. Y otros dos para volver con los petates y la familia a casa. Los de Vigo entrenábamos en Peinador. Yo más bien poco porque trabajaba en Curbera, pero la verdad es que se me daba muy bien. Nací con eso. Cuando cerraron el campo de tiro colgué la escopeta. En una ocasión, ocho años después de dejarlo todo, volví a competir con la intención de ver como se me daba... y volví a ganar".

Mi abuelo tenía una igual