Retrato de Nilda en el viaje de bodas por el norte de España

Eduardo Iglesias Padre, comenzó a trabajar muy joven en Vigo con “los madrileños”. Una familia de la capital con su estudio al principio de la Calle del Príncipe en Vigo, que hacían principalmente bodas a lo largo de toda la comarca. Empezó como aprendiz llevando de aquí para allá los focos y el resto de petates necesarios para una óptima iluminación de los retratados. Porque aunque hoy en día nos parece algo habitual y cotidiano, por aquel entonces el uso del flash era algo inédito en el noroeste peninsular. Años más tarde nos cuenta, llegarían los flashes que mezclaban una cantidad de polvo de magnesio con un agente oxidante como el clorato potásico y cuya ignición se provocaba manualmente. El carácter explosivo del mismo hacía peligroso su uso.
De la mano de Siorte (corresponsal gráfico del Pueblo Gallego con el que trabajó unos años, en dura pero amistosa competencia con Tomás como corresponsal de El Faro de Vigo y su pupilo Magar), recurrió a los flashes de bombilla de un solo uso cuya ignición se provocaba eléctricamente con el accionamiento del obturador de la cámara. Decir a este respecto que fue Siorte el fotógrafo que se hizo con el primer ejemplar de estos novedosos artilugios que llegó a la provincia de Pontevedra. Aquí podemos ver a su esposa Nilda, con todos los petates en su viaje de bodas.

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