La memoria de Quique Ordóñez daría para escribir un libro... o seis.

Quique Ordoñez, es uno de esos tipos que rebosan vitalidad. Me lo enconté hace poco en el Mercado de Teis. Parado delante de mi vespa, charlando con un par de personas más. Hablaban de si uno de ellos había tenido una igual, de si te acuerdas cuando yo iba a no se donde y de lo bien cuidada que estaba mi VBB del 61. Ordoñez, enseguida empezó a dar signos de conocer a muchos vespistas de la vieja escuela. Como no podía ser de otra forma, quedamos semanas después para tomar un café. Y aunque fotos de su etapa vespista-lambrettista no conserva, su memoria es de tal calibre, que en 45 minutos de charla, nos ha proporcionado media docena de nuevos contactos. Aquí os dejo algunos estractos de aquella conversación...
"Tengo mucha retentiva de aquella época. Nosotros íbamos muchas veces al baile a Villagarcía sin carnet. Tendríamos 14 ó 15 años. A mi hermano lo cogió dos veces la Guardia Civil, en una ocasión con un atropello de por medio. El siempre fue mucho más inconsciente que yo. Un verdadero cabezota al que le gustaba andar de carallada. Esa vez vino hasta casa el Alcalde pedáneo de Chapela a buscarlo con la Guardia Civil. El caso es que me los llevé, los invité a unos vinos, charlamos, aflojé un poco de pasta y todo se olvidó. Mi hermano era muy inconsciente. A la señora le quedó una secuela en la rodilla horrible. Antes esas cosas se hacían, si los conocías... negociabas con ellos. Le retiraron la denuncia. Mi hermano no tenía sentido. Lo encontré después, mucho más tarde, con un parche en un ojo tomándose unas copas de licor café. Es hoy y se va directo a la cárcel, pero antes… si ibas en camión a Madrid en los 60 o incluso en los 70, ya llevabas billetes en el salpicadero. Porque si te cogían, soltabas algo de lastre y te dejaban ir".


"Yo era de otra manera, había estudiado para administrativo, pero cuando tenía 14 años había un taller, el de Moncho Morros aquí en los Caños y como me veía interesado... me ofreció trabajar con él. En principio me excusé diciendo que iba a hacer una prueba como administrativo a Vicente Suarez & Compañía (fábrica de Carbón y Sal). Pero al final entré como mecánico. Por las mañanas iba a estudiar a la Escuela de Artes y Oficios. Moncho tenía una Montesa 150, yo trabajaba allí por la tarde hasta las 2 ó 3 de la mañana, al lado de la farmacia del cruce a La Guía, justo a la derecha. Calzaba la moto con una tabla y me dejaba caer en punto muerto hasta el Toural. Me podía pasar una o dos horas por la noche, de los Caños a La Calzada subiendo y bajando. Así fue como aprendí a conducir.
"Había aquí un famoso pintor, Juanito Villar que era el que pintaba las Carteleras del cine Fraga o los puestos de Caballitos de Ventura y Tonecho, de atracciones Buenavista. Aquellos paneles de indios y vaqueros... ¿te acuerdas?. En un fin de Año, me pidió la vespa. Yo se la encendí, le di un par de indicaciones y se fue. Pero en aquellas motos, a veces el pedal de puesta en marcha se metía debajo del cofre. En el trayecto a Juanito se le apagó la moto y como no encontraba el pedal, la vino empujando desde Vigo hasta mi casa. El además Juanito tampoco tenía carnet".
"Mis suegros regentaban el Bar Ribeirán, allí paraban casi todos los motocarros de Transcar, con una flota de vehículos muy importante. Había gente como Cascallar que ponía el motocarro en dos ruedas. Otro que venía a tomar algo era Pepe el de Kaifer, el encargado del comercio en Santiago de Vigo. Murió joven de cáncer. O Alvarito, de aquí de Teis, que fue mecánico en Vespa, aunque luego se metió como visitador médico".



"En una ocasión venía con un amigo de la Fe, nos habíamos tomado unas copas en EL FLAMINGO, el era operario de CAMPSA, reparaba los surtidores y a la altura de lo que es hoy el Centro Financiero, cogimos una tapa. La verdad es que veníamos algo lanzados y nos fuimos directos hasta un árbol que todavía sigue allí... bien gordo. Derrapamos y el fue se de cabeza. Se quedó inconsciente, sangraba… yo tuve suerte porque la lama que allí se acumulaba me fue frenando, pero a él hasta le dieron la extrema unción. Se salvó de milagro porque echó toda la sangre por la nariz y por la boca. Serían la una o dos de la mañana. Estaban los de Telefónica trabajando en una tienda de campaña, con un pequeño foco de luz. Tuvimos la suerte de que pasaba un taxista (el Cordobés) y nos llevó hasta la Casa de Socorro, le envolvieron la cabeza... un Cristo. Se salvó de milagro".
"Rodrigo Tizón, que trabajaba en SERAGUA, su abuelo era el jefe de negociado del Concello, un mando muy importante. El chaval le pegaba bien a la moto. La policía local de Vigo cuando íbamos en Pandilla a Amoedo a comer el pollo Asado o hasta Bouzas… al verlo a él encabezando la marcha, se daba la vuelta y hacían la vista gorda hasta que pasábamos con nuestros escapes libres".

Mi abuelo tenía una igual