Las 20 provincias desembarca en Galicia
No fue hasta su V edición, en el año 1963, cuando la prueba de "Las 20 provincias" pasó por tierras gallegas. Del 8 al 16 de julio, con 3.200 km por delante, los participantes partieron de Barcelona y acabaron en San Sebastián habiendo pasado previamente por Tarragona, Valencia, Alicante, Murcia, Granada, Sevilla, Badajoz, Cáceres, Salamanca, Vigo, Compostela, A Coruña, Oviedo, Santander y Bilbao.
Los pilotos recibían un mapa de carreteras, un rutómetro y un detallado reglamento en el que se especificaba donde debían hacer los repostajes, los diferentes tipos de controles (horarios, intermedios, secretos, volantes...), los promedios a cumplir, las etapas, la indumentaria, las diferentes categorías o los derechos y obligaciones de los corredores, entre otros muchos detalles.
Inscrita en el calendario de la Federación Internacional de Motociclismo, participaban tanto pilotos españoles como un nutrido grupo de vespistas extranjeros. La prensa de la época calificaba esta competición como "el más extremoso banco de pruebas para hombres y máquinas dentro de las de su estilo". Si bien era palpable el ambiente de camadarería y solidaridad que reinaba entre todos los pilotos, nada tenía que ver con una plácida excursión por las carreteras españolas (muchas de ellas sin asfaltar por aquel entonces). Cada Vespa Club y cada país, presentaban a sus mejores pilotos tras una selectiva preselección de candidatos en carreras previas.
Además de la regularidad en sí, la competición también incluía diferentes pruebas de aceleración y frenada. Con el patrocinio Pirelli y la Asociación de la Prensa y el cronometraje oficial de LONGINES, el vencedor se embolsaba además del merecido título de vencedor absoluto, un trofeo y 25.000 pesetas.
Las fotografías aportadas por Coke Paz corresponden al paso de la caravana vespista por la localidad pontevedresa de O Porriño.
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Las 20 provincias desembarca en Galicia
No fue hasta su V edición, en el año 1963, cuando la prueba de "Las 20 provincias" pasó por tierras gallegas. Del 8 al 16 de julio, con 3.200 km por delante, los participantes partieron de Barcelona y acabaron en San Sebastián habiendo pasado previamente por Tarragona, Valencia, Alicante, Murcia, Granada, Sevilla, Badajoz, Cáceres, Salamanca, Vigo, Compostela, A Coruña, Oviedo, Santander y Bilbao.
Los pilotos recibían un mapa de carreteras, un rutómetro y un detallado reglamento en el que se especificaba donde debían hacer los repostajes, los diferentes tipos de controles (horarios, intermedios, secretos, volantes...), los promedios a cumplir, las etapas, la indumentaria, las diferentes categorías o los derechos y obligaciones de los corredores, entre otros muchos detalles.
Inscrita en el calendario de la Federación Internacional de Motociclismo, participaban tanto pilotos españoles como un nutrido grupo de vespistas extranjeros. La prensa de la época calificaba esta competición como "el más extremoso banco de pruebas para hombres y máquinas dentro de las de su estilo". Si bien era palpable el ambiente de camadarería y solidaridad que reinaba entre todos los pilotos, nada tenía que ver con una plácida excursión por las carreteras españolas (muchas de ellas sin asfaltar por aquel entonces). Cada Vespa Club y cada país, presentaban a sus mejores pilotos tras una selectiva preselección de candidatos en carreras previas.
Además de la regularidad en sí, la competición también incluía diferentes pruebas de aceleración y frenada. Con el patrocinio Pirelli y la Asociación de la Prensa y el cronometraje oficial de LONGINES, el vencedor se embolsaba además del merecido título de vencedor absoluto, un trofeo y 25.000 pesetas.
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